27 de junio de 2006

Paranoia

Hace un par de años en ocasión de mi cumpleaños, tuve que viajar desde Buenos Aires hacia La Plata. Iba solo. Temprano salí de casa, y pronto estaba en la autopista. Nadie me había saludado por mi cumpleaños todavía. Apenas había amanecido y me detuve a cargar nafta. “Súper, lleno, por favor”, le dije al playero y le pagué con tarjeta. “Feliz cumpleaños, que tenga buen día” me dijo cuando me devolvió la tarjeta. Primero me alegré. Pensé que sería un viejo conocido, o algo así, pero enseguida caí en la cuenta que en el ticket aparecia la leyenda “Feliz cumpleaños”. Ahí me avivé: “ellos tienen mi fecha de nacimiento, es fácil saber que hoy es mi cumpleaños” me dije.
Y empecé a pensar en otras cosas. También pueden ubicarme geográficamente con bastante precisión, bien por mi celular, o bien por el rastreador satelital que le ponen las compañías de seguro a los autos. “Habrá que usar los medios de transporte” pensé. Y recordé que me había asociado al subtepass (para evitar las colas), pero que lo habia dejado de usar porque les había facilitado la información de a que hora y en que estación tomaba el subte para ir, y a que hora y en que estación, para volver.
Cancelé la ida a la plata, tiré el celular, dejé estacionado el auto y seguí a pie.
No conforme, decidí ir de compras. Había mucha gente en el super, era lógico. Hice la compra por internet en un supermercado virtual (que poco feliz el término “virtual” para definir estas cosas, no?). Cuando finalizaba la compra, al momento de pagar me apareció un cartel que avisaba “Usted suele comprar ‘cerealitas’ no se olvidó de sumarlas a su carrito de compras?” Y tenían razón!! Me había olvidado. Pucha, dije, también saben lo que compro! Y me lo recuerdan si me olvido! Por supuesto, cancelé el pedido.
Tanta bronca me dio hambre. Opté por llamar y pedir empanadas. Disque 0-800-HUMITA y me atendió amablemente una señorita que luego de tomar nota de mi pedido, dijo “se lo enviamos enseguida”. Le dije, “todavía no te dije la dirección”. A lo que, casi humillándome, retrucó “ya lo tenemos registrado, Ud vive en calle tal, numero tal, etc..:” Otra vez, sorprendido, deduje que tendrían un identificador de llamadas, conectado a una PC con la base de datos de los clientes que alguna vez habría hecho algún pedido. “Sabés qué, no me mandes nada” le dije, a punto de largarle un improperio. Pero me contuve a tiempo.
Mejor me voy hasta el videoclub y me alquilo algo, así me relajo. Elegí “un dia de furia”. En la caja, el flaco que me atendió, me dijo “Acá dice que ésta ya la llevaste el mes pasado, no te acordás?” A punto de arrojarle la película por la cabeza, abandoné corriendo el local (habiendo dejado por supuesto la película).
Agitado llegué nuevamente a casa. Justo a tiempo para atender el teléfono que estaba sonando. “Hola señor NN, lo llamamos de la compañía de teléfonos ya que es su cumpleaños, como oferta especial, para ofrecerle un plan acorde al tipo de llamadas que usted hace”. “¿cómo es eso?” inquirí. “Claro, según nuestros registros, usted llama frecuentemente a la localidad de Arrecifes, por las noches, y a La Plata, por las tardes....” casi con taquicardia, colgué el auricular y arranque el cable de la pared, antes de seguir escuchando más datos sobre mis hábitos telefónicos.
Profundamente deprimido, con hambre, cansado, con sueño, con la heladera vacía, sin teléfono, sin película, y sólo, en el día de mi cumpleaños, habiendo recibido solamente saludos de ellos, me fui a dormir.
Definitivamente, no era un buen día para cumplir años.

PD: seguramente, podrán rastrear desde donde publiqué este post.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No te hagas el vivo, que sabemos bien quien sos.

Anónimo dijo...

uy! dónde están? a quién hay que matar???

nat dijo...

Te dejaría un comentario para felicitarte por tan buen post, pero ahora temo que van a saber quién soy en realidad!