27 de septiembre de 2008

Interferencia

El tren Mitre que tomo regularmente pasa cerca del hipódromo de Palermo. Ni bien se deja el hipódromo con destino a Retiro, se atraviesa una zona donde hay mucha interferencia en la radio.
Suelo escuchar determinados programas en FM donde, a esa hora al menos, hay gente hablando y poca música. La interferencia obliga a los pasajeros (se puede apreciar claramente) a hacer malabares y piruetas con los cables de auriculares, que funcionan como antenas, para tratar de domar -inutilmente- la frecuencia esquiva.
Durante mucho tiempo atribuí este fenómeno (una cosa similar sucede al pasar frente al edificio Libertador, detrás de la Casa Rosada, dada la cantidad de equipos de comunicación que poseen ambos) a la existencia de algúna dependencia militar, o alguna radio de la vecindad.
Luego de tantos viajes en tren, no me quedan dudas que en esa zona hay alguna singularidad del universo, una especie de trampa o laberinto magnético que impide a las ondas comportarse de acuerdo a lo esperado por la teoría.
Hace unos meses, durante la interferencia, escuche a un crítico de cine comentar el estreno de una película que casualmente estaban dando ese mes en uno de los canales de TV por cable. Todos sabemos que desde el estreno en las salas de cine, hasta la TV por cable (no la premium) pasan varios meses, incluso años.
La verdad es que desde entonces, los jueves presto atención a las recomendaciones interferidas, para elegir que ver esa semana en la tele. Ayer recomendaron "21 gramos". Vi en la revista que la dan este domingo.

11 de abril de 2008

Sueños

un sueño soñaba anoche, soñito del alma mía

soñaba con mis amores que en mis brazos los tenía.



Últimamente he estado soñando de una manera extraña. Fui descubriéndolo de a poco. Al principio me sorprendía al recordar cada vez con mayor frecuencia la aventura onírica de la noche anterior. En la medida que el fenómeno se hacía más evidente, comencé a prestar más atención. Descubrí entonces, historias que se continuaban de una noche en otra, personajes que se repetían, incluso situaciones que se resolvían noches más tarde.
Plenamente consciente ya del fenómeno, descubrí que una mujer se repetía sueño tras sueño. Las situaciones eran distintas, una vez era una cena en un puerto, otra un viaje en tren con camarote, hemos llegado a compartir un crucero que ocupó varios sueños. Tiempo después pude vislumbrar claramente su rostro. Para mi asombro, resultó ser alguien muy cercano.


A partir de ese momento, algo extraño comenzó a suceder entre nosotros. Era indudable que algún tipo de vinculación entre nuestros sueños había. Necesitaba confirmarlo, pero no podía encontrar la manera, hasta que hace unas noches, soñando, se me ocurrió la idea. Decidimos usar una prenda de vestir de color rojo, para que al vernos en este "espacio de no sueño", pudiésemos ambos constatar lo que se suponía.


Hace ya varios días que llevo algún detalle rojo. La he cruzado un par de veces sin nada de ese color, pero nuestros sueños pueden no coincidir en la misma noche. Uno de estos días, en cuanto la aparezca con algo rojo, le digo.